Nuestra cajita de los tesoros
“¡Qué ilusión, mi abuela me ha regalado una cajita preciosa…
Mi abuela me ha dicho, que como ya soy mayor solo guarde cosas importantes en esa cajita, mis tesoros más valiosos…
¿Y si guardo todo lo que me hace feliz en mi cajita de los tesoros?”
Así comienza este maravilloso libro que se ha convertido en un auténtico regalo de nuestros niños para todas nosotras y que nos ha dejado momentos realmente emotivos que hoy queremos compartir con todos vosotros.
Mis pequeñas alegrías nos cuenta la historia de un regalo muy, muy especial. El que le hace una abuela a su nieta para que guarde en una pequeña cajita todas aquellas cosas valiosas, alegres y fantásticas que hacen feliz a nuestra protagonista.
A lo largo de sus páginas esta pequeña nos enseñará sus más preciados tesoros: los colores del arcoíris, disfrazarse con sus amigos, un paseo por el bosque, un abrazo de su hermanita después de dar sus primeros pasos, o los besos y achuchones de su papá y de su mamá nada más despertar los fines de semana.
Este cuento nos habla del valor de las pequeñas cosas, de esas cosas que no pueden comprarse, cosas invisibles que alegran nuestro corazón y que son las verdaderamente importantes.
Después de leerlo, NOSOTROS TAMBIÉN QUERÍAMOS UNA CAJITA PARA GUARDAR NUESTROS TESOROS.
Así que pedimos ayuda a nuestras familias y cada niño fabricó y decoró su propia cajita. Luego la llevamos al cole para compartir nuestros tesoros con nuestros amigos y nuestras seños.
Sentados en círculo fuimos hablando uno a uno de nuestros tesoros. Muy atentos fuimos escuchando a cada uno de nuestros compañeros.
¡Cuántas cosas bonitas hay guardadas en estas cajitas!,¡cuántas emociones!,¡cuánto cariño!,¡cuantos sueños!.
Entre nuestras cajitas no podían faltar los colores del arcoiris, ni tampoco la alegría,
Pero, muchos de nuestros tesoros hablaban de nuestras familias, de nuestros papás, de nuestros hermanos, nuestros tíos. Los niños trajeron fotos, dibujos y hasta un pequeño calcetín del hermanito de Lina que acaba de nacer,
Nuestras cajitas también estaban llenas de tesoros invisibles, de mucho cariño, de besitos y achuchones de nuestras familias.
También de recuerdos y de momentos muy especiales vividos con ellos, de esos que dejan huellas para siempre, como un paseo por el campo con los abuelos de Sara para recoger almendras,
O un día de verano, en la playa con la familia de Julia
Tampoco podían faltar los amigos, porque como dicen los mayores “quien tiene un amigo, tiene un tesoro”, y éste, cuando es verdadero, nos acompañará siempre.
Algunos de nosotros compartimos nuestros sueños de ser policías, médicos, bomberos, futbolistas, bailarinas… porque aunque pasen los años y nos hagamos mayores, nunca hay que dejar de soñar, de creer de confiar que todo es posible.
Nuestro amigo Yeray había traído en su cajita un tesoro muy especial, la pulsera que llevaba cuando nació, ¡qué emoción!… Y es que eso de nacer, eso , sí que es un auténtico regalo por el que dar gracias todos los días. Gracias mamá, gracias papá.
Después colocamos nuestras cajitas unas junto a otras formando un precioso corazón.
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Tanto nos había gustado escuchar a nuestros amigos, que quisimos saber qué tesoros habían traído los amigos de las otras clases de cuatro y cinco años. Así que decidimos que el 14 de febrero celebraríamos el día de los cariños y compartiríamos nuestros tesoros con todos nuestros amigos del cole.
EL DÍA DE LOS CARIÑOS.
Hoy era uno de esos días especiales de los muchos que suceden en nuestro cole. Vestidos todos de rojo, fuimos saliendo al patio por clases. Mirad qué guapos estábamos vestidos de ilusión y cariño con el mejor de nuestros trajes.
Empezaron los pequeños de 3 años quienes pusieron, uno por uno , sus corazones formando entre todos un enorme y precioso corazón rojo. Luego nos tocó el turno a los niños de 4 y 5 años quienes con ayuda de nuestras seños fuimos colocando nuestras cajitas de los tesoros.
Una vez colocadas todas las cajitas apareció ante nosotros un enorme corazón lleno de colores, de sueños, de auténticos tesoros que buscaremos y sacaremos los días grises, los días que nos sintamos tristes o nublados.
Antes de regresar a nuestras clases, formamos un gran tren entre todos y bailamos juntos la canción del tren de la alegría ¡Qué bien lo hemos pasado, no olvidaremos este día!
Pero antes de finalizar, ¿sabías que las palabras también pueden convertirse en verdaderos tesoros?. Aquí os dejamos las que nos regaló Pablo, un superhéroe de los de verdad.
“Demos más sonrisas, demos más abrazos, demos más paz.
demos la mejor versión de nosotros mismos. Seamos agradecidos.”
¡HASTA PRONTO AMIGOS!
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