El veintisiete de mayo amaneció soleado, un día casi veraniego. A las nueve y media de la mañana partió la caravana de autobuses repletos de niños cargados de ilusión, risas, nervios y muchas ganas de pasarlo bien. A nuestra llegada nos esperaban unos monitores y monitoras dispuestos a enseñarnos cómo es la vida en una granja. Toda las actividades estaban ya organizadas, pero lo primero es lo primero y comenzamos.
Comentarios recientes