En una fría mañana del mes de Enero, cuando el reloj marcaba puntualmente las 9:00h y a toque de sirena, un torbellino de niños cargados de energía entrábamos en el colegio. Saludamos a nuestros amiguitos y como no, a nuestra querida seño. Todo apuntaba a que sería una mañana más, con sus rutinas, sus juegos y el trabajo de cada día para seguir aprendiendo, pero más allá de lo que.
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