Tranquilos y atentos como una ranita.
La educación que viene aportará a nuestros alumnos nuevas herramientas que les ayudarán en la conquista de su propia autonomía y su propio autoconcepto y les proporcionarán sentimientos de seguridad y confianza en uno mismo.
Este libro, es un pequeño tesoro, que propone a nuestros alumnos técnicas cortas y conceptualmente simples explicadas en un lenguaje que los niños de educación infantil pueden entender y que una vez interiorizadas podrán repetir en momentos cortos durante el día.
Los niños realizando estos ejercicios aprenden, citando a la propia autora, a:
“mejorar su atención y su concentración lo que mejora su memoria.
Reaccionar menos impulsivamente… e influir en su mundo interior…”
MEDITACIÓN : PRIMERA PARTE.
¿Sabías que los mayores del cole hemos descubierto el significado del verbo “meditar”?… Meditar, también es cosa de niños.
Lo primero que hacemos al llegar a clase, después de colgar nuestras mochilas y nuestros abrigos, es buscar un rincón donde sentarnos tranquilos, apoyar cómodamente la espalda y poder estirar nuestras piernas. Mientras, nuestra seño, crea un ambiente especial y cuando estamos todos preparados escuchamos el sonido de una campanita que nos avisa que tenemos que estar “atentos y tranquilos como una rana”.
Entonces, la preciosa voz de una ranita empieza a hablarnos de como podemos ordenar a nuestras manos, a nuestros brazos, a nuestras piernas que permanezcan quietos. Y , ¿sabéis lo mejor?, que lo estamos consiguiendo. Todo nuestro cuerpo permanece inmóvil. Todo, menos algo que empezamos a notar en nuestro vientre que sube un poquito y baja un poquito, que se estira y que se encoge… y ese algo es “NUESTRA RESPIRACIÓN”: punto de partida de cualquier meditación. Centrar la atención en nuestra respiración nos da calma, nos relaja y nos tranquiliza. “Nos aporta sensaciones de bienestar, seguridad y armonía. Sensaciones difíciles de explicar pero fáciles de vivir” (Jerome Ducret).
No pretendemos que los niños lo hagan bien, sencillamente queremos que lo hagan, y sorprendentemente observamos, como , desde las primeras sesiones, lo consiguen.
Nos gustaría crear en ellos este hábito tan saludable y convertirlo en una rutina que les acompañe siempre.
¿Cómo nos hemos sentido?
Cuando la voz de la ranita deja de escucharse, de nuevo, una campanita, nos anuncia que el ejercicio de meditación ha terminado. Es entonces cuando abrimos nuestros ojos y, después de estirar todo nuestro cuerpo tranquilamente, le contamos a nuestra seño lo que hemos sentido. Aquí os transcribimos literalmente las respuestas de nuestros alumnos:
“Ufffff, ¡qué bien me siento!”.
“¡Ay, qué a gustito!”.
“Me he sentido muy bien y muy relajado”.
“Siempre me levanto tranquilo cuando escucho la campanita”.
“Cuando me he levantado, me he levantado muy relajada”.
“He sentido el corazón un poquito lento”.
“Mi corazón no se movía.”
“He sentido la respiración”.
“Es muy corto”.
“Quiero repetir”.
“Me ha gustado”.
“Me ha encantado”…
A continuación os dejamos fotos de nuestras meditaciones que hablan por sí mismas:
Expresarnos a través de palabras y dibujos nos ayudan a transmitir lo que sentimos:
3 ComentariosAñadido
Únete a la discusión